Más luz, mejor hierba: cómo los sistemas LED y los moles marcan la diferencia en tu cultivo de cannabis
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16/10/2025
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THGrow
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Cultivo interior

Más luz, mejor hierba: cómo los sistemas LED y los moles marcan la diferencia en tu cultivo de cannabis
Descubre cómo la eficiencia de la iluminación LED, los moles de luz y el PPFD influyen directamente en el rendimiento y la calidad de tus cosechas de cannabis indoor. Aprende a interpretar los datos técnicos y saca el máximo partido a cada fotón.
La luz: el alimento invisible del cannabis
La luz no solo ilumina tus plantas; literalmente las alimenta. Durante la fotosíntesis, las hojas capturan los fotones de la luz y los convierten en energía química. Cuantos más fotones útiles recibe la planta, más puede crecer, florecer y producir. Así de simple… y así de crucial.
En este punto aparece un concepto clave: el mol de fotones. Un “mol” (o más exactamente, un micromol, µmol) es una unidad que mide cuántos fotones llegan a un metro cuadrado de superficie en un segundo. Cuando hablamos de PPFD (Photosynthetic Photon Flux Density), nos referimos precisamente a eso: la densidad de fotones útiles que recibe la planta.
Moles, PPFD y DLI: lo que realmente importa
Para no perdernos en tecnicismos, pongamos un ejemplo. Imagina que tienes una lámpara LED sobre tu cultivo. Si emite una PPFD de 800 µmol/m²/s, significa que cada segundo está entregando 800 micromoles de fotones por metro cuadrado. Pero el cannabis no vive solo un segundo: necesita luz durante horas. Por eso se usa el DLI (Daily Light Integral), que calcula cuántos moles de luz recibe la planta a lo largo del día.
En floración, por ejemplo, un cannabis bien alimentado de luz suele rendir mejor con un DLI de entre 35 y 45 moles por día. Eso equivale a una PPFD media de 600 a 1000 µmol/m²/s durante un fotoperiodo de 12 horas.
Por debajo de esos valores, las plantas crecen, sí, pero su potencial queda limitado: cogollos menos densos, producción más baja y resinas con menos intensidad. Por encima, si no hay suficiente CO₂ o nutrientes, la planta puede saturarse, como quien come demasiado rápido y se empacha de luz.
¿Qué diferencia hay entre un LED de 2.7 y otro de 3.2 µmol/J?
Cuando lees las especificaciones de una luminaria LED, verás un dato llamado eficiencia fotónica o eficacia, expresada en µmol/J (micromoles por joule). Esto indica cuántos fotones útiles genera la lámpara por cada joule de energía eléctrica que consume.
- Un LED de 2.7 µmol/J convierte 1 joule en 2.7 micromoles de luz útil.
- Un LED de 3.2 µmol/J convierte el mismo joule en 3.2 micromoles.
A simple vista, la diferencia parece pequeña, apenas 0.5 µmol/J. Pero en la práctica, en un cultivo real, se nota.
Supongamos que tienes una luminaria de 600 W:
- Con 2.7 µmol/J → 1620 µmol/s de luz útil.
- Con 3.2 µmol/J → 1920 µmol/s de luz útil.
Eso son 300 µmol/s más sin gastar un solo vatio extra. En términos prácticos, puede suponer entre 10 y 15% más rendimiento en floración, siempre que el resto del entorno acompañe.
Y no solo es cuestión de cantidad: más eficiencia también significa menos calor, mayor vida útil y costes energéticos más bajos. La diferencia entre ambos valores, con el paso de las semanas, se traduce en gramos… y en euros.
La verdad es que no todos los LED son iguales
El mercado está lleno de luminarias LED de todo tipo. Algunas funcionan de maravilla, otras prometen más de lo que ofrecen. Y es que no basta con mirar los vatios. Dos paneles de 480 W pueden parecer iguales, pero si uno tiene una eficiencia de 2.5 µmol/J y otro de 3.1 µmol/J, la diferencia real en la luz que reciben tus plantas será notable.
Un LED más eficiente entrega más fotones por el mismo consumo eléctrico. O visto de otro modo, necesitas menos vatios para conseguir la misma cantidad de luz útil.
- Menos calor acumulado en el armario o invernadero.
- Menor consumo eléctrico por gramo producido.
- Mayor control del microclima.
- Mayor estabilidad lumínica con el tiempo.
Así que sí, una luminaria más eficiente siempre vale la pena. Cuesta más al principio, pero lo compensa en la factura y en los resultados.
Más vatios no siempre significan más luz
Aumentar los vatios no siempre mejora el resultado. Si la eficiencia del equipo es baja, gran parte de esa energía se pierde en forma de calor y no en fotones útiles. Es como comparar dos coches: uno gasta 8 litros para recorrer 100 km, el otro solo 5. Ambos te llevan al mismo sitio, pero uno quema más combustible por el mismo resultado.
En los LED pasa lo mismo: lo importante no es solo la potencia, sino cómo convierte esa potencia en luz aprovechable.
Un sistema bien diseñado busca equilibrio:
- Suficiente PPFD para alimentar la planta.
- Distribución homogénea de la luz.
- Temperatura controlada del ambiente.
Un ejemplo práctico: dos escenarios
Imaginemos dos cultivadores con un armario de 1,2 x 1,2 metros:
Cultivador A: luminaria de 480 W y 2.6 µmol/J → 1248 µmol/s.
Cultivador B: luminaria de 480 W y 3.2 µmol/J → 1536 µmol/s.
El segundo tiene unos 170 µmol/m²/s más de PPFD, lo que equivale a un DLI de unos 38-39 moles/día frente a 31-32 del primero. Esa diferencia puede representar entre 15 y 20% más cosecha, con cogollos más compactos y resinosos.
El equilibrio perfecto: luz, nutrientes y ambiente
Más luz no sirve de nada si el resto del cultivo no acompaña. Cuando aumentas los fotones, la planta acelera su metabolismo y demanda más CO₂, más agua y más nutrientes. Si alguno de esos factores se queda corto, la eficiencia baja.
Muchos cultivadores avanzados trabajan con niveles de CO₂ entre 900 y 1200 ppm cuando superan los 1000 µmol/m²/s de PPFD. Además, mantener el aire entre 26 y 28 °C ayuda a las hojas a fotosintetizar sin estrés.
¿Cuántos moles necesita el cannabis?
Fase del cultivo | PPFD recomendado (µmol/m²/s) | DLI estimado (mol/día) |
---|---|---|
Germinación / Plántula | 200–400 | 8–15 |
Crecimiento vegetativo | 400–700 | 20–35 |
Floración | 700–1000 | 35–45 |
Con CO₂ suplementado | 1000–1200 | 45–55 |
Estos valores no son fijos, pero sirven como guía para ajustar tu sistema de iluminación LED cannabis. Lo ideal es medir el PPFD real con un PAR meter y adaptar la altura y potencia de las luminarias según la etapa del cultivo.
La luz no es un gasto: es una inversión
La verdad es que muchos cultivadores aún ven la iluminación como un coste, cuando en realidad es la inversión más rentable de todo el cultivo. Un buen sistema LED puede durar entre 50.000 y 70.000 horas, mantener más del 90% de su flujo luminoso tras años de uso y reducir el consumo eléctrico en un 30-40% frente a los antiguos HPS.
Además, los LED para cultivo indoor modernos ofrecen espectros ajustados para mejorar no solo el crecimiento, sino la producción de resina y el perfil terpénico. Cada mejora en la eficiencia lumínica es un paso hacia una cosecha más densa, sabrosa y potente.
Conclusión: cada fotón cuenta
Cultivar cannabis con LED es una mezcla de arte y ciencia. No se trata de tener el panel más caro, sino de entender cuánta luz realmente necesitan tus plantas y cómo ofrecérsela con la mayor eficiencia posible.
Una luminaria de 3.2 µmol/J no solo brilla más: transforma mejor la energía en vida. Y eso se traduce en flores más densas, cosechas más uniformes y aromas que justifican cada hora invertida.
Porque en el fondo, cada mol cuenta. Y cuando cuidas cada detalle de la luz, tus plantas te lo devuelven en forma de magia verde.