Filtros de carbón: guía de uso
El carbón activo es un material de origen vegetal o mineral muy conocido por sus propiedades adsorbentes a través de sus microporos tanto de líquidos como gases. En el ámbito del cultivo del cannabis los filtros de carbón activo se utilizan normalmente durante la extracción y son de gran utilidad ya que ayudan a minimizar los riesgos de ser descubiertos por el fuerte aroma que poseen las plantas. Aunque también, hay quien los utiliza para evitar la entrada desde el exterior de olores, polvo o plagas que podrían perjudicar la cosecha.
Qué vamos a necesitar:
- Extractor de aire: el extractor debe renovar el aire de la sala de cultivo una vez cada 3 - 5 minutos al menos, pero también es necesario tener en cuenta la temperatura que generan los sistemas de iluminación y la humedad del entorno. En nuestra sección de Packs Indoor puedes ver que extractores recomendamos según que lámparas y armarios se vayan a usar.
- Filtro de carbón: la boca del filtro de carbón debe corresponderse con la del extractor en la medida de lo posible y su caudal siempre debe ser algo superior al del extractor. Como regla general se puede usar el caudal del filtro sea entre 1/5 y 1/4 mayor que el del extractor.
- Tubo de extracción: puede usarse desde el tubo flexible más sencillo, uno con un recubrimiento plástico que alargará su vida o un tubo especial insonorizado.
A la hora de elegir un filtro de carbón activo pueden surgir dudas que vamos a intentar resolver en este post para facilitar su uso y optimizar su rendimiento. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el filtro debe tener más capacidad de filtrado que la potencia máxima del extractor. Es decir, si nuestro ventilador tiene un caudal de 100 m³ / hora, el del filtro debe ser algo mayor, tipo 120 - 125 m³ / hora. Además es importante que el filtro y el extractor tengan el mismo tamaño de boca para igualar el caudal y que haga menos ruido. De este modo, evitaremos tener que usar reducciones o acoples que dificulten el flujo de aire.
Debemos tener presente que los filtros no eliminan el olor de la habitación, sino que eliminan el olor del aire que se extrae para que no salga al exterior. Por esta razón es importante elegir el lugar para su colocación. Es mejor instalarlo a la mayor altura para mantener una temperatura adecuada, ya que el aire con el paso del tiempo se calienta y pesa menos que el aire frío, por lo que se acumula en la parte más alta de la sala y a su vez contiene más olor por los aceites esenciales que emanan del cultivo. Por ello, lo mejor es situarlo sobre las plantas, no muy alejado de estas.
Es necesario controlar la humedad de la sala, esta no debe superar el 82% pues el filtro de carbón no realiza su función con niveles altos de humedad. La humedad alta se adhiere en las cavidades porosas del carbón e impide su poder de absorción. De todas formas, durante la floración que es el momento en que los filtros suelen ser más necesarios, la humedad relativa debe mantenerse por debajo del 60%.
Excepto en los filtros Odorsok, que tienen el carbón integrado en la tela y su único mantenimiento es un lavado periódico, los filtros de carbón cuentan con una cámara de metal o plástico donde se encuentra el carbón activo y una camisa que la cubre. Es normal que el filtro desprenda algo de polvo al manipularlo y, según el modelo y la instalación, requerirá una limpieza periódica del tubo de extracción y del cooltube en caso de usarlo.
La duración del filtro viene indicada en las especificaciones del fabricante, pero suele rondar los 3 cultivos. Para optimizar su vida, la camisa de tela exterior se debe lavar o cambiar con frecuencia en cuanto detectemos que está sucia. Tenemos que pensar que los filtros solo harán falta cuando las plantas desprendan su aroma, por lo que en las fases de germinación y crecimiento no son necesarios, y será a partir del comienzo de la floración cuando debemos usarlos.