Cocina cannábica: guía básica
- 20/12/2021
- THGrow
- Curiosidades
2. Variedades y cantidades
3. Descarboxilación
4. Mantequilla de cannabis
5. Leche de cannabis
6. Chocolate de cannabis
7. Galletas de cannabis
8. Conclusiones
1. Introducción
Hoy en día es posible hacer todo tipo de comestibles con el cannabis, desde recetas para navidad hasta unas gominolas, pero el chocolate y las galletas siguen siendo los grandes clásicos. La elaboración de comestibles de cannabis requiere de unos conocimientos mínimos tanto de la cocina como de la planta para que todo salga bien. No todo es tan sencillo como comprar un preparado de galletas, moler algo de hierba y hornear. En esta entrada del blog vamos ver los pasos para que no tengamos problemas.
Lo primero es cuidar la calidad del producto. De poco sirve tener la mejor hierba si luego vamos a usar ingredientes de baja calidad. En este caso merece la pena emplear un poco de tiempo y dinero en comprar mantequilla, harina, huevos, chocolate, etc. que nos ofrezcan ciertas garantías. Al elaborar nuestros propios comestibles cannábicos nos ahorraremos todos los ingredientes poco saludables que suelen llevar los comerciales, como jarabes y azúcares en cantidades industriales.
2. Variedades y cantidades
En caso de poder seleccionar la variedad que vamos a utilizar, podemos plantearnos si queremos hacer unos comestibles para su uso diurno o nocturno. Por lo general, dependiendo del punto de cosecha y del consumidor, las variedades Sativa suelen ser más cerebrales y energéticas y la variedades Indica más relajantes. Si se trata de una fiesta con los amigos siempre puede ser una buena idea usar algo de Jack Plant, Hawaiian Snow, Power Plant o similares. En caso de que se trate de ver unas películas en un ambiente tranquilo, Mazar, Cream Caramel o Shark Widow serán opciones acertadas.
Es difícil establecer cual debe ser la cantidad adecuada de cannabis para la receta, pues cada planta presenta unos niveles de cannabinoides distintos. Lo más sencillo es partir de un valor promedio, por ejemplo suponer que todo tiene un 10% de THC. De esta forma un 1 gramo (1000 mg) de hierba supondría un 10% de su peso seco en THC, por lo que tendríamos al menos 100 mg de THC por cada gramo de hierba usado.
Dado que el cannabis ingerido actúa muy despacio y no es sencillo saber de ante mano como vamos a reaccionar, lo mejor es calcular pequeñas raciones individuales que contengan al menos 10 mg de THC. Si lo cuantificamos en, por ejemplo, pequeñas galletas podemos calcular que unos 7 gramos de hierba serían suficientes para hacer al menos 60 galletas. Cada galleta tendría un poco más de 11 mg de THC.
Las personas tenemos una tolerancia al cannabis distinta a los demás, por lo que estás cantidades son aproximadas. Nuestro consejo siempre será ir poco a poco para evitar que nos siente mal, dejando pasar al menos una hora entre cada ingesta. Hay que tener en cuenta que el efecto no es inmediato. Consumidores más avanzados podrán preferir preparar sus comestibles con al menos 20 mg de THC. Cantidades como 50 ó 70 mg de THC deben considerarse muy elevadas y conviene tener cuidado con ellas.
3. Descarboxilación
Necesitaremos: un grinder o unas tijeras, cogollos con resina o restos de manicurado, papel de horno y un horno.
Tiempo de preparación: una hora.
Dificultad: fácil.
Tiempo necesario: unos 45 minutos.
En principio la marihuana es comestible pero comerla en crudo tiene pocos efectos psicoactivos, ya que el THC no pasará a nuestra sangre. Para activar este es necesario calentar el cannabis mediante algún método como puede ser la cocción, vaporización, combustión o descarboxilación.
En las recetas de esta entrada usaremos cannabis descarboxilado, pero podrás ver otras recetas que no hacen este paso previo. Si esto es así es porque en la propia cocción del cannabis ya ocurre este proceso, pero entonces tendrás que seguir fielmente los pasos y las temperaturas que te indiquen.
Para aprovechar todas sus propiedades psicoactivas en la gastronomía es siempre recomendable dexcarboxilar la marihuana, que podríamos resumir como algo parecido a lo que hacemos con el mechero cuando encendemos un porro. Vamos a verlo paso por paso. El único inconveniente es que perderemos algunos terpenos en el proceso.
Advertencia: el olor puede llegar a ser demasiado fuerte durante el proceso, ventila bien la casa.
Comenzaremos precalentando el horno a 110 - 115°C. Si tenemos un termómetro de cocina podemos usarlo para asegurarnos que esa es la temperatura real del horno. La hierba debe quedar bien picada, podemos usar un grinder o unas tijeras para esto. Debemos extenderla en la bandeja, sobre una hoja de papel de horno, de forma que no se amontone y quede algo de separación entre los trocitos. Entonces introduciremos la bandeja en el horno durante unos 30 ó 40 minutos. Cada 10 minutos conviene remover la hierba un poco, para que se dore de manera uniforme. Debemos vigilar la marihuana para que no se tueste demasiado, el resultado que buscamos es un aspecto marrón dorado en vez de un verde brillante. Los tiempos pueden variar en función del horno y de la variedad de marihuana.
Pasado ese tiempo sacaremos la bandeja del horno y esperaremos a que la hierba picada se enfríe. Para terminar podemos pasar toda la hierba descarboxilada a un procesador de alimentos y tenerlo en marcha durante un segundo para obtener una molienda más uniforme. Podemos almacenarla en un contenedor de vidrio que guardaremos en lugar fresco y seco.
4. Mantequilla de cannabis
Necesitaremos: medio litro de agua embotellada, 250 gramos de mantequilla (sin sal añadida), entre 5 y 10 gramos de cogollos de cannabis descarboxilado (la cantidad puede duplicarse o triplicarse si se van a usar restos de manicurado).
Tiempo de preparación: unas 5 horas.
Dificultad: fácil.
Hay que tener en cuenta que el cannabis es liposoluble, es decir, debe diluirse en un elemento graso como la mantequilla, el aceite o la leche. Al ser la mantequilla la base de numerosas recetas, podemos considerar que este es el primer paso en la cocina cannábica.
El proceso no es complejo y lo único a tener en cuenta es que a partir de los 150°C comenzarán a degradarse algunos cannabinoides, por lo que debemos evitar alcanzar esa temperatura.
Hay muchas formas de elaborar la mantequilla, algunas de ellas tan tediosas que pueden llegar a tardar hasta 8 horas en completar el proceso. Nosotros vamos a usar un método sencillo pero con el que obtendremos un resultado impecable. Si quieres buscar otras formas de hacer mantequilla de marihuana siempre puedes empezar por escribir cannabutter en tu buscador preferido.
Empecemos. En una cazuela de tamaño medio pondremos a hervir medio litro de agua. En el momento en que empiece a hervir añadiremos la mantequilla y dejaremos que se derrita por completo. Acto seguido añadiremos la marihuana descarboxilada y reduciremos el fuego para que continúe a fuego bajo durante unas tres horas, hasta que la mezcla empiece a espesarse en la parte superior. La temperatura no debería superar los 80°C.
Llegados a este momento ya casi hemos terminado. Colocaremos la mezcla en un recipiente engrasado en mantequilla, dejaremos enfriar durante una hora y la meteremos en la nevera hasta que adquiera su consistencia original (al menos otra hora).
La mantequilla quedará flotando sobre el agua, por lo que debemos sacarla con cuidado y ponerla con la parte húmeda hacia arriba. Con ayuda de un papel de cocina retiraremos el agua que haya podido quedar. Podremos observar las impurezas en la mantequilla. Para obtener un producto limpio y listo para usar sobrará con volver a poner la mantequilla en forma líquida y colarla para ya dejarla en su recipiente definitivo.
Una buena forma de probar como ha salido la mantequilla es hacerse unas palomitas a la manera clásica, con maíz en grano. Ponemos un cazo a fuego alto con dos cucharadas de aceite y dos de mantequilla, cubrimos el fondo con el grano, sin que se amontone y, conforme comiencen a abrir, tapamos y comenzamos a hacer movimientos circulares a cierta separación del fuego para que no se quemen. Cuando terminen de abrir las últimas podemos salarlas y estarán listas para disfrutar ¿Perezoso? Pues unas sencillas tostadas con mantequilla también hacen las veces.
5. Leche de cannabis
Necesitaremos: entre 500 ml y 1 litro de leche entera, unos 7 gramos de cogollos descarboxilados (puede duplicarse o triplicarse la cantidad si se usan restos de manicura) y una gasa para colar el resultado final.
Tiempo de preparación: 1 hora.
Dificultad: fácil.
Junto a la mantequilla, podemos considerar las infusiones de cannabis con leche como otro de los pilares de la cocina cannábica. Se trata de un elemento versátil que abre las puertas a numerosas preparaciones, pues es fácil usarla para la elaboración de tortillas, helados, crepes, natillas o un sencillo puré de patatas. Como hasta ahora, procuraremos usar procesos sencillos que nos ofrezcan buenos resultados. Si queréis buscar otras formas de elaborar leche de marihuana podéis realizar una búsqueda con cannamilk.
A la hora de cocinar con cannabis conviene siempre partir de cogollos descarboxilados. Pondremos la leche en un cazo, añadiremos el cannabis y coceremos a fuego lento durante unos 50 – 60 minutos, removiendo con frecuencia. Es importante evitar que la leche llegue a hervir o se queme, por lo que requiere estar muy pendiente del proceso. Conforme avance el tiempo la leche espesará un poco y adquirirá una coloración entre amarilla y verdosa. Pasado el tiempo colaremos el resultado final con una gasa de algodón que sea apta para la manipulación de alimentos (como tela de quesero, también llamada gasa de quesería) y la dejaremos en su recipiente definitivo.
La leche entera es ideal por su contenido graso, pero esta receta puede usarse con otras bebidas vegetales, como bebidas de almendra, de soja, de arroz, de avena, etc. Los pasos siempre son los mismos: descarboxilizar el cannabis, cocer a fuego lento y dejar enfriar.
¿Apetece ahora ese café con leche y unas galletitas para media mañana? ¿Una nube de leche en el té?
6. Chocolate de cannabis
Necesitaremos: 200 gramos de chocolate en tableta, unos 15 gramos de mantequilla de cannabis, un juego de cazos para calentar al baño maría, una pala de madera y, opcionalmente, un molde.
Tiempo de preparación: 15 – 20 minutos.
Dificultad: fácil.
El chocolate y el cannabis tienen muchas cosas en común: se consumen muchas veces por placer, históricamente se han usado como medicinas o afrodisíacos y contienen compuestos que actúan sobre el sistema nervioso.
Usaremos, como hasta ahora, una receta sencilla que nos ofrezca buenos resultados.
Comenzaremos picando el chocolate en trozos pequeños, bien con las manos bien con un cuchillo. Pondremos un cazo sobre otro con agua y empezaremos a calentar los trozos partidos al baño maría con el fuego bajo. El chocolate irá calentándose indirectamente y usaremos la cuchara de madera para que lo haga de forma homogénea. Debe derretirse lentamente, no quemarse. Con el paso de los minutos se volverá completamente líquido, momento en el cual añadiremos la mantequilla de marihuana y removeremos bien para que quede todo mezclado por igual. Apartaremos del fuego, dejaremos enfriar y lo pondremos al menos 24 horas en la nevera.
Si no se dispone de un molde es sencillo hacer churritos en un papel de horno. Una cubitera también puede hacer las veces de molde. Otra posibilidad es agregar frutos secos troceados después de la mantequilla y formar pequeñas rocas, quedando muy bien el pistacho, la almendra , el anacardo o la avellana.
7. Galletas de cannabis
Necesitamos: 180 gramos de mantequilla de cannabis, 400 gramos harina especial repostería, 170 gramos de azúcar, 2 huevos, 1 sobre de levadura y, opcionalmente, algo que le aporte un sabor extra al bizcocho, como frutos secos, vainilla, raspadura de piel de limón, pepitas de chocolate, jengibre, etc. También necesitaremos un bol para mezclar los ingredientes, un horno, papel de horno, unas varillas para batir y, opcionalmente, un robot de cocina con un accesorio batidor.
Tiempo de preparación: unos 30 miutos (sin contar el reposado de la masa y el horneado).
Dificultad: media.
La galleta es una de las formas más sencillas de dosificar el consumo de cannabis: todas tienen un tamaño similar y pueden partirse en dos o cuatro partes iguales. Es una de las presentaciones más habituales en cualquier fiesta y es raro a quien no le gusten.
Para la elaboración de estas galletas comenzaremos por derretir la mantequilla de cannabis a fuego lento o en un microondas. En un recipiente mezclaremos la harina y el azúcar y reservaremos. Continuaremos batiendo los huevos y añadiendo la mantequilla derretida. Seguiremos batiendo y añadiremos la mezcla de harina y azúcar. Debe quedar una masa homogénea, momento en el que añadiremos la levadura y los extras que queramos usar, como unas pepitas de chocolate o un poco de jengibre rallado. Esta mezcla la dejaremos reposar al menos una hora, cubierta con un paño de cocina. La nevera es buen lugar para que repose la masa.
Pasado este tiempo calentaremos el horno a 150°C, pondremos papel de horno sobre la bandeja del horno e iremos haciendo las galletas con la mano y dejándolas en la bandeja. Es importante que haya algo espacio entre ellas, pues al hornear la masa crecerá.
La masa podemos trabajarla un poco más con un rodillo o usar moldes para darle a las galletas formas divertidas. Pasaremos a meter la bandeja en el horno cuando haya alcanzado la temperatura marcada y esperaremos unos 15 minutos. Debemos estar atentos, pues cuando estén doradas estarán listas para sacarlas.
8. Conclusiones
La ingesta de cannabis es muy potente, más que fumada o vaporizada, y sus efectos son duraderos. Por este motivo conviene empezar ingiriendo poca cantidad y esperar unos 45 minutos antes de volver a tomar otra porción.
Otra cosa muy importante es etiquetar los alimentos que contengan cannabis para que nadie los consuma por error y nunca ofrecerlos sin informar de lo que contienen.
Como hemos podido observar a lo largo de esta entrada, la cocina con cannabis se reduce a unos fundamentos muy básicos: no calentar en exceso el cannabis y descarboxilizar cada vez que se especifique en los pasos a seguir o si no se va a cocinar muy poco o a temperatura muy baja. Manteniendo estas dos sencillas reglas resulta muy fácil poder adaptar casi cualquier receta para incluir unos cuantos cogollos en ella.
¿Hemos olvidado algún truco que conozcas o te gustaría dejarnos alguna sugerencia? No dejes de comentarnos lo que se te ocurra y, si te animas a poner en práctica alguna receta, comparte tus fotos con nosotros.