Al no depender del ciclo de luz-oscuridad, la semilla autofloreciente tras dos o tres semanas desde la germinación, empieza a florecer sin importar las horas de luz que tenga la planta. Al cabo de entre 2 y 3 meses aproximadamente ya estará completamente florecida. La planta autofloreciente suele presentar un tamaño inferior, lo que hace de ella una planta discreta, aunque las nuevas generaciones de autoflorecientes están superando este handicap. Otra muy buena característica de la planta autofloreciente es que casi no tenemos que preocuparnos de las molestas plagas de bichos a causa de su rapidísima floración.