La araña roja, a pesar de su nombre, es un ácaro que se alimenta del contenido de las células de la planta. Son muy pequeñas (menos de un milímetro) y suelen establecerse en la parte posterior de las hojas al principio y por toda la planta cuando la plaga se descontrola. Los primeros síntomas son la aparición de pequeños puntitos blancos en las hojas. Conforme la infección va en aumento se aprecia la aparición de telarañas que estos parásitos fabrican con el fin de protegerse de sus depredadores; si no los controlamos, probablemente acaben por completo con nuestras plantas.
Cómo prevenir esta plaga
Evidentemente lo primero y más importante es la prevención. Si evitamos las condiciones óptimas para la vida de este ácaro tenemos casi todo el trabajo hecho. Estas condiciones son: exceso de temperatura, humedad demasiado baja y acumulación de polvo y suciedad en general. Es muy fácil que se den estas condiciones dentro de un armario de cultivo si no se instala un buen sistema de ventilación y no limpiamos y desinfectamos correctamente todo el material y la sala.
Para evitar esta y otras muchas invasiones tampoco está de más la utilización de insecticidas naturales a modo preventivo. En este sentido el aceite de Neem es una fabulosa elección ya que se trata de un producto natural que se extrae directamente del árbol del neem, sin riesgos para la salud humana ni medioambiental y totalmente apto para el cultivo ecológico.
Cómo combatir la plaga
Una vez que la plaga ha comenzado su expansión, es de vital importancia actuar rápido ya que la araña roja se reproduce a una velocidad de vértigo y puede ocurrir que tras pasar un par de días sin atender nuestro cultivo, ya sea demasiado tarde. Para estas situaciones lo más recomendable es usar productos más potentes como el jabón potásico o el extracto de canela. Ambos son aptos para agricultura ecológica y sus plazos de seguridad son muy cortos.
La aplicación de estos insecticidas diluidos en agua fría aumenta su eficacia ya que como hemos mencionado más arriba a la araña roja no le gustan el frío ni la humedad. Recuerda que una vez hemos eliminado los insectos aún persistirán sus huevos por lo que es necesario repetir el proceso transcurridos uno o dos días.